El dolor del abuelo de las chicas halladas sin vida en Varela
La noticia que nadie quería escuchar se confirmó en la madrugada del miércoles: los cuerpos hallados en una vivienda de Florencio Varela correspondían a Brenda Castillo, Morena Verri y Lara Gutiérrez, las jóvenes desaparecidas desde el viernes pasado en La Matanza. En medio del desgarro familiar, Antonio, abuelo de Brenda y Morena, tomó coraje y enfrentó a la prensa en las inmediaciones de la llamada “casa del horror”. Sus palabras reflejaron con crudeza la angustia y la impotencia que atraviesan las familias.
“Son pocas palabras las que me salen en este momento. Pasó el desenlace que no queríamos”, dijo con la voz quebrada, rodeado de familiares y vecinos que aguardaban novedades en el lugar del hallazgo. La confirmación llegó tras el trabajo de la DDI La Matanza, que notificó oficialmente a las familias sobre la identidad de los restos.
Antonio intentó poner en palabras el impacto de lo ocurrido: “Sacaron dos cositas hermosas de nuestra vida. Pero no es solo que nos las sacaron. ¿Ustedes saben el dolor que habrán sentido en sus cuerpos esas chiquitas?”. Su declaración dejó en silencio a los presentes y reflejó la brutalidad del crimen.
El abuelo también hizo referencia a otros casos que mantienen en vilo al país, como el de Loan, el niño desaparecido en Corrientes. “Nos íbamos a preocupar si no las veíamos más. Si se las llevaban a otro lugar, como lo que pasó con Loan, que no aparece. Pero bueno, es lo que nos tocó vivir a nuestra familia”, expresó resignado.
Con bronca y dolor, cuestionó el sistema judicial y el accionar de las fuerzas de seguridad: “Ahora pedimos justicia. ¿Qué justicia vamos a pedir? Si van a agarrar al que vende 100 gramos de droga, pero a los que la traen no los van a agarrar”.
En otro tramo de su testimonio, Antonio dejó una frase que conmovió aún más: “Me gustaría saber por qué la mataron y quién la mató. Nosotros lo vamos a averiguar”.
Consultado por el futuro del hijo de Brenda, el abuelo no pudo contener las lágrimas. “El papá de Brenda es mi hijo y el nene está con la abuela y la mamá de Brenda. Llega la noche y dice ‘mamá, mamá’…”. Ese recuerdo, sencillo y desgarrador, mostró el costado más humano de una tragedia que no solo se mide en números, sino en vidas destrozadas.
Mientras la Policía Bonaerense realiza pericias en la vivienda de Florencio Varela y se multiplican los allanamientos en busca de los responsables, las familias exigen respuestas. “Nos quitaron lo más valioso. Ahora no queremos promesas, queremos saber quién lo hizo y que pague”, concluyó Antonio, antes de retirarse del lugar con el rostro marcado por el dolor.
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